Hombre y mujer somos iguales pero diferentes en la forma en que fluye el chi por su cuerpo.
A está diferencia se le conoce como misterio.
Este misterio es el mismo misterio del universo.
La primera realidad es que no existen hombre y mujer.
La realidad última es su diferencia.
Su diferencia define su profunda igualdad.
Su diferencia define su apariencia.
Su diferencia define su unidad.
Entender eso es alcanzar el tao.
El eterno tao es posible por la diferenciación complementaria en unidad.
Hay dos Vacíos fundamentales.
En la mujer el Vacio es inferior. Son las mariposas del patio amarillo que suben a tu garganta.
En el hombre es fuera de el donde está su tendencia.
En el hombre su presencia es su ausencia.
Entender esto le lleva a la consciencia, y la consciencia es paz.
La más profunda paz.
Eso define al ser que habita en ambos en la forma de mostrarse, y a la par determina su unidad. Y, es esta tan determinante que las barreras que determinan masculino o femenino en tu cuerpo y en tu vivencia, son tan vulnerables que en cualquier momento se quiebran.
...no le busques sentido, no lo tiene.
maestro zen
sábado, 12 de abril de 2008
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